- Lee con atención el siguiente texto y contesta las preguntas que aparecen sobre él.
Me avergüenza confesar que hasta hace muy poco no he comprendido el reloj. No me refiero a su engranaje interior –ni la radio, ni el teléfono, ni los discos de gramófono los comprendo aún: para mí son magia pura por más que me los expliquen innumerables veces–, sino a la cifra resultante de la posición de sus agujas. Éstas han sido para mí uno de los mayores y más fascinantes misterios, y aún me atrevo a decir que lo son en muchas ocasiones. Si me preguntan de improviso qué hora es y debo mirar un reloj rápidamente, creo que en muy contadas ocasiones responderé con acierto. Sin embargo, si algo deseo de verdad, es tener un reloj. Nunca en mi vida lo he tenido. De niña, nunca lo pedí, porque siempre lo consideré algo fuera de mi alcance, más allá de mi comprensión y de mi ciencia. Me gustaban, eso sí. Recuerdo un reloj alto, de carillón, que daba las horas lentamente, precedidas de una tonada popular:
Ya se van los pastores a la Extremadura.
Ya se queda la sierra triste v oscura…
También me gustaba un reloj de sol, pintado en la fachada de una iglesia, en el campo. Este reloj me parecía algo tan cabalístico y extraño que, a veces, tumbada bajo los chopos, junto al río, pasaba horas mirando cómo la sombra de la barrita de hierro indicaba el paso del tiempo. Esto me angustiaba y me hundía, a la vez, en una infinita pereza. Como me inquieta y me atrae el tictac sonando en la oscuridad y el silencio, si me despierto a medianoche. Es algo misterioso y enervante. Durante la enfermedad, si es larga y debemos permanecer acostados, la compañía del reloj es una de las cosas imprescindibles y a un tiempo aborrecidas. Me gustan los relojes, me fascinan, pero creo que los odio. A veces, la sombra de los muebles contra la pared se convierte en un reloj enorme, que nos indica el paso inevitable. Y acaso, nosotros mismos, ¿no somos un gran reloj implacable, venciendo nuestro tiempo cantado?
Deseo tener un reloj. Muchas veces he pensado que me es necesario.
No sé si llegaré a comprármelo algún día. ¿Lo necesito de verdad? ¿Lo entenderé acaso?
"Los relojes", Ana María Matute
1.Haz un resumen del texto
2. Indica cuál es su idea principal.
3.Busca un sinónimo de las siguientes palabras que aparecen subrayadas en el texto:
"cabalístico""pereza","enervante"."implacable"
6.Explica el significado de los siguientes enunciados que aparecen en el texto:
- " ¿No somos un gran reloj implacable, venciendo nuestro tiempo cantado?"
- "la compañía del reloj es una de las cosas imprescindibles y a un tiempo aborrecidas"
7.Analiza morfológicamente las oraciones siguientes:
- "si algo deseo de verdad"
- " Éstas han sido para mí uno de los mayores y más fascinantes misterios".
- "Nunca en mi vida lo he tenido "
- " Muchas veces he pensado que me es necesario"
- "Recuerdo un reloj alto, de carillón, que daba las horas lentamente".
- la sombra de los muebles contra la pared se convierte en un reloj enorme.
- no somos un gran reloj implacable
- ¿Lo entenderá acaso?
- este reloj me parecía algo tan cabalístico
- Durante la enfermedad la compañía del reloj es algo imprecindible.
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